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Periodismo Comprometido

CRONICA DE LA MAÑANA DEL 24 DE MARZO DE 1976 EN CAÑADA DE GOMEZ. El encuentro entre Albertengo y el Coronel Morresi

18 Julio 2017, 19:25pm

Publicado por Mauricio Cocchiarella

El recuerdo de aquel 24 de marzo de 1976 es muy particular para cada persona, pero seguramente debe ser muy especial para quien ejercía la función de gobernar cualquier estamento y debía dejar su cargo para darle el lugar que había ganado con los votos a alguien que lo tomaba por la fuerza. En las localidades del interior del país el traspaso no fue tan traumático, pero a la vista de lo que mostraremos en estas páginas, los militares cada uno a su manera intentaron imponer el terror.

A través del relato en primera persona del ex Intendente Jorge Omar Albertengo veremos cómo se movieron los militares para hacerse con la administración del Municipio cañadense. Albertengo había ganado las elecciones municipales del 11 de marzo de 1973 asumiendo el 25 de mayo de ese mismo año. A través de una entrevista realizada en 2014, “Quique” contó pormenores de aquella mañana donde el país estaba convulsionado.

El teléfono sonó en su domicilio a las cinco y media de la mañana, lo llamaban desde ENTEL diciéndole que se había producido el golpe de estado, Albertengo se había acostado tarde porque había estado en una reunión pero a partir de esa comunicación, a las seis y media ya estaba en la Municipalidad preparándose para irse, ya sabía cómo era la historia.

Se sentó en la Secretaria de la Municipalidad y a los quince minutos apareció un policía de apellido Tomasini, de la Comisaría de nuestra ciudad y le dijo “Quique, venía a ver si vos estabas” y Albertengo le respondió “¿Qué, no me vieron pasar por ahí adelante?”, luego el policía se fue y volvió con el Teniente Coronel Cesar Alberto Morresi. Un ordenanza del municipio entró a su despacho y le dijo “Intendente, afuera hay un grupo de militares”, el Intendente salió y les dijo “¿Quién me busca a mi?”. Junto a Morresi había un capitán y otros oficiales y este amablemente se dirigió al funcionario y expresó: “Intendente, ¿puedo hablar con usted?” Entraron al despacho y quedaron solos. Albertengo recuerda también que le avisaron que había conscriptos en la puerta de la Municipalidad y le dijo a Morresi, “Mire teniente, mientras yo esté acá soy el Intendente, porque yo ya me voy también, no hace falta que me saquen. Necesito que firmemos un acta ante escribano de como están las cuentas municipales” y el militar respondió “Disponga usted que yo hasta ahí avalo todo”. El Intendente saliente insistió: “Le voy a pedir que me saque los conscriptos de adentro de la Municipalidad, lo otro que le voy a pedir es que mientras esté yo, la relación con el empleado la tenga yo. Si usted necesita algo me lo pide” a lo que Morresi accedió sin inconvenientes.

El acta arroja los números, montos y a que Banco pertenecían los veinte cheques que suman 158.941,32 pesos argentinos mas un efectivo de 47.899 $a y lo que había en la caja de recaudación, unos 2.900 $a en cambio y lo recaudado como entrada hasta ese momento (las 8:30 de la mañana) que ascendía a 4.377 $a. en tanto en el Concejo Deliberante, el Secretario Leopoldo Audano registraba 6.860 $a. Además se registraban en la Municipalidad 4.390 $a en letras de cambio. El acta fue firmada por Albertengo y Morresi y avalada por la escribana María Martínez Gómez Cello

Pasados veinte minutos de quedarse solos en el despacho pasó algo que “Quique” recuerda muy especialmente. Con una confianza extraña para ese momento, Morresi le comentó lo siguiente: “Intendente, tengo toda su historia”, Albertengo se mostró sorprendido y el comentario le llamó la atención, “¿Qué historia?, le dijo. Y entonces le contó. “A las once de la noche me convocaron en el aeropuerto de Fisherton y a mi me indicaron que debía venir a Iriondo, tomar las instituciones y me dieron un croquis de su historia, tengo toda la radiografía suya”.

Se firmó el acta y a las diez de la mañana el Intendente depuesto fue a Maestranza, en ese tiempo ubicado en Balcarce y Quintana a despedirse del personal. Cuando estaba allí llegó Morresi. Albertengo recuerda: “yo no le había dicho a nadie donde iba”. Estando allí le dijo: “¿No le molesta que este acá?, a lo que Albertengo respondió: “No, total vengo a saludar al personal y me voy”.

Desde el living de su casa, recostado en un sillón, Albertengo habla como si lo estuviera viviendo y destaca que Morresi siempre se portó como un señor y que  alguna vez lo invitó a un acto del día de la bandera al que Albertengo fue, porque: “contra él no tenía nada, era para demostrarle que era más gente que ellos”.

Más allá de los sucesos de esa mañana, este relato demuestra la intimidación de los militares hacia los civiles en aquella época y el grado de impunidad con que se movían a pesar de estar en una ciudad de apenas treinta mil habitantes.

Albertengo volvió a ganar las elecciones con la vuelta de la democracia en 1983. Morresi “gobernó” Cañada hasta el 24 de setiembre de 1976 cuando lo reemplazó el ex intendente Gerardo Cabezudo. Fueron seis meses  de transición. La caída de Morresi y la designación de Cabezudo es otra historia que merece otro análisis.

 

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